Erik llegó a nosotros después de una gran pérdida: su dueño falleció, y con él se fue todo lo que conocía. Aunque vivía en un piso, su historia no fue la ideal… pasaba muchas horas solo, sin apenas paseos, sin juegos, sin amigos caninos. Lloraba mucho, en silencio, esperando algo más.

Hoy, con 7 añitos, Erik está viviendo una segunda oportunidad. Está en una casa de acogida donde está aprendiendo a pasear, a confiar y a relacionarse con otros perritos. Y lo más bonito: lo está haciendo con una bondad y una dulzura que derriten el alma.

Es un perrito muy bueno, sensible y noble, que está empezando a conocer el lado bonito de la vida. Descubre cada día cosas nuevas: una caricia, un paseo tranquilo, un momento compartido… todo es nuevo para él, y lo vive con gratitud.

Erik merece una familia que lo acompañe en este nuevo comienzo, que lo ayude a recuperar el tiempo perdido y que le enseñe que nunca más volverá a estar solo.

Si buscas un compañero tranquilo, leal y lleno de amor por dar, Erik te está esperando.