Drago tiene 6 años y el alma hecha pedazos. Fue abandonado atado a un árbol como si su vida no valiera nada. Descubrimos que había sido robado, y con esfuerzo logramos dar con su familia… pero ellos, desahuciados, solo pudieron prometer que volverían a por él cuando encontraran un hogar.
Eso fue en octubre de 2024. Desde entonces, Drago espera.
Ya nadie viene. Nadie pregunta. Nadie lo recuerda.

Drago se fue apagando poco a poco. El estrés del refugio lo dejó en los huesos, empezó a morderse el rabo del dolor emocional. Aun así, nunca perdió su nobleza. Es un perro buenísimo. Le brillan los ojos cuando ve una pelota o una piscina, y busca a los voluntarios con la esperanza de una caricia, de un momento de amor.

Es un PPP, sí. Y eso lo hace invisible. Pero Drago solo quiere una oportunidad. Un sofá donde descansar. Un humano que lo vea con el corazón.

¿Y si fueras tú quien le devolviera la vida?
Drago no necesita pena. Necesita una familia que lo elija y no lo deje atrás nunca más.

Adóptalo. Cambia su historia.