Este guapísimo mestizo de labrador se llama Silver, y llegó a nosotros junto a su hermanito Russell. Tienen unos 4 añitos y, a pesar de haber sido abandonados, solo saben dar amor. 

Desde el primer día nos han demostrado que su corazón no guarda rencor. Son cariñosos, alegres y llenos de vida; siempre buscando una caricia, un juego o una mirada cómplice de los voluntarios que ya los adoran. 

Silver es puro amor, de esos perros que con una sola mirada te desarman. Solo quiere sentirse querido, tener una camita calentita donde dormir y saber que nunca más volverá a estar solo. 

Ahora busca una familia que le dé seguridad, cariño y un hogar de verdad, donde pueda seguir repartiendo todo ese amor que tiene guardado.

Porque después de todo lo que ha pasado, Silver se merece lo más bonito de esta vida: amor, respeto y una segunda oportunidad.