Esta es Bella y su nombre no podía describirla mejor: es pura belleza, por dentro y por fuera, aunque la vida no haya sido justa con ella. La encontramos en un campo, atada todo el día sin poder moverse, con el cuerpo en los huesos y el miedo reflejado en sus ojitos… No sabemos qué ha vivido en su corta vida, pero sí lo que merece: amor, respeto y un hogar donde pueda sentirse segura.

Hoy Bella empieza a descubrir que hay manos que acarician y no golpean, voces que susurran palabras bonitas y no gritos, miradas que transmiten calma y no amenaza. Poco a poco, con paciencia y cariño, va dejando que su corazoncito vuelva a confiar.

Sueña con correr libre, dormir en una camita blandita y sentir el calor de una familia que nunca la abandone.
Si le das una oportunidad, no solo estarás salvando su vida… estarás conociendo a una compañera leal que te amará con todo lo que tiene.

Bella ya ha sufrido demasiado. Ahora le toca descubrir la felicidad.